El iceberg de las fintechs: más allá del canal digital

Muchas start ups apuestan a canales de venta digitales. Pero una solución IT completa, integra no sólo en front sino también el back office.

En países en donde las empresas comprometidas con la inclusión financiera son protagonistas de impresionantes rondas de inversión, montar una fintech parece muy prometedor. Sin embargo, el desafío implica diversas aristas: las startups deben ser capaces de dotarse de fondos, capital humano y tecnología que soporten procesos innovadores y una escalabilidad que muchas veces se torna vertiginosa.

En el plano IT, las fintechs apuestan decididamente a canales digitales. Centrándose en la experiencia de usuario y facilitando la operación de sus clientes, optan por plataformas web o apps móviles que permiten solicitar un préstamo o realizar un pago en pocos clics.

Si bien la agilidad del canal de atención es un factor decisivo a la hora de expandir el servicio, no es la única condición necesaria. Los sitios webs y las apps son sólo la punta del iceberg a la hora de analizar el funcionamiento de una empresa del sector.

Mientras la atención y la inversión se centran en aplicaciones, los procesos que sustentan la operación no deben ser descuidados. Un flujo de trabajo manual, con correos electrónicos y hojas de cálculo de por medio, puede funcionar si sólo se gestionan unas pocas cuentas, pero obstaculiza la escalabilidad del negocio en lugar de potenciarla. Además, al administrar bases de datos tradicionales y descentralizadas, se dificulta en análisis de la información provista tanto por los clientes como por las operaciones que éstos realizan, mientras se pone en jaque la transparencia frente a organismos regulatorios.

La solución es clara: apostar en simultáneo al front y al back office para aumentar la agilidad de los procesos, reducir el ciclo de vida de los negocios y prepararse para escalar, tanto horizontal como verticalmente.

QBS es una suite de servicios y aplicaciones diseñada específicamente para cubrir esta necesidad. Permite gestionar todas las transacciones de una fintech, integrando el canal comercial con el área operativa. Es decir, no sólo representa la zona visible del iceberg, sino que se extiende hacia las capas que subyacen.

Identificamos tres grandes bloques, invisibles de cara al cliente, pero imprescindibles para sostener la operación de una organización: core, compliance y servicing.

El primero alude a la tecnología capaz de procesar todas las transacciones que realiza una fintech: desde la creación de una cuenta, hasta el otorgamiento de un préstamo o la ejecución de un pago a través de un código QR. Cada acción solicitada por el usuario se gestiona desde una única interfaz, facilitando su trazabilidad y asociando los datos a un cliente único. Asimismo, mediante APIs se acelera la interacción con sistemas propios o de terceros, una utilidad fundamental a la hora de realizar un scoring crediticio o un pago.

La segunda capa integra los procesos vinculados al cumplimiento normativo. Estos servicios, que se parametrizan según el marco legal de cada país, automatizan y ejecutan en tiempo real asientos contables y reportes para entes regulatorios. De esta forma, se simplifican y agilizan las labores administrativas, permitiendo ahorrar tiempo y recursos para tareas de mayor relevancia. A su vez, se garantiza la transparencia frente a los organismos de control.

Al llegar al último bloque, en la base del iceberg, se encuentra – justamente – aquello que sostiene toda la estructura. QBS incluye los servicios de monitoreo, operación y mantenimiento, con los cuales nuestro equipo administra procesamientos periódicos, actualizaciones por nuevas regulaciones, back ups y soportes, para garantizar la continuidad operativa.

El iceberg, con sus distintos bloques, representa una doble solución para las necesidades de las fintechs. Contar con un canal digital que resulte amigable para el usuario, mientras facilita el vínculo comercial y amplía la cobertura geográfica del servicio, no es un factor menor en el desarrollo del negocio. Sin embargo, tampoco es suficiente. Por debajo de todo ello, se encuentra la estructura que mantiene a la empresa “a flote”. El back office, la parte oculta del iceberg, sustenta las operaciones que los clientes realizan en la zona visible.

Aquellas empresas que aspiren sostenerse y escalar sólo podrán hacerlo si su apuesta tecnológica comprende el iceberg completo, y no sólo la parte superficial.

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